Agotamiento parental: ¿Cómo detectarlo y qué hacer al respecto?

¿Te agobia ser mamá y no tienes las herramientas para enfrentar esta situación? No estás sola. Se ha vuelto muy conocida para mamás y papás en todo el mundo. Además, conforme pasa el tiempo, el resultado puede ser negativo para ti y tus hijos al presentarse el agotamiento parental: sentirte tan exhausta física y mentalmente que crees que no podrás enfrentar otro día cuidando a tus hijos.  

Sin embargo, ¿cuáles son las señales del agotamiento en la maternidad o la paternidad? ¿Cuál es la diferencia entre el agotamiento y la depresión? ¿Cómo se puede tratar o evitar? Descúbrelo en nuestra guía. 

Agotamiento en la maternidad: los riesgos y la investigación

Muchos factores pueden hacer que pases de ser una mamá activa, incluso una cansada, a una con agotamiento parental. Las cosas que te provocan estrés pueden no hacerlo en otras mamás y viceversa. Sin embargo, la presión de ser una mamá “perfecta”, sentirte aislada con tus hijos pequeños, no contar con una red de apoyo y factores de estrés externos, como la incertidumbre en el trabajo, pueden aumentar la probabilidad de sentir agotamiento.  

Aunque no es un diagnóstico médico, el agotamiento parental cada vez se ve más como un padecimiento importante —distinto de la depresión— que afecta a las mamás. También es un tema que se ha investigado mucho más en años recientes.

Síntomas del agotamiento en la maternidad y la paternidad: qué se debe tener en cuenta

De acuerdo con los expertos, hay cuatro señales clave que sugieren que podrías estar experimentando agotamiento en la maternidad o paternidad: 

• Sentirte exhausta al grado de ya no poder lidiar con ello de manera física (sentirte cansada), emocional (sentirte abrumada) y cognitiva (no pensar con claridad). 
• Sentirte tan presionada por ser mamá que ya no lo disfrutas. 
• Distanciarte emocionalmente de tus hijos o estar “desinteresada”: por ejemplo, realizas las rutinas diarias del cuidado de tus hijos, pero con poco interés o atención hacia sus necesidades emocionales. 
• Darte cuenta de que no eres la mamá que solías ser o que quieres ser, lo que te puede provocar culpa o remordimiento. 

Por supuesto, todas las mamás se identificarán con algunos de estos puntos algunas veces. La fatiga en la maternidad o paternidad no es nada nuevo, en especial durante las primeras semanas, meses y años de vida de los hijos, cuando la falta de sueño y los desafíos en la crianza pueden tener consecuencias emocionales y físicas.  

Pero si experimentas todas estas señales o la mayoría de ellas de manera frecuente, y con un nivel de intensidad alto, tal vez sea necesario que las atiendas como síntomas de agotamiento en la maternidad, por tu bien y el de tu familia. 

Agotamiento y depresión: sus diferencias

Si bien el agotamiento parental y la depresión o depresión posparto pueden tener síntomas similares, como la fatiga, no tener ánimo de enfrentar la situación y sentirse emocionalmente desapegada, no son lo mismo. La depresión afecta todas las áreas de la vida (familiar, personal, laboral), mientras que el agotamiento parental solo afecta la manera en la que las mamás o los papás se sienten en sus roles de padres. Por ejemplo, una mamá puede dejar de disfrutar la crianza de sus hijos, pero no le pasa lo mismo con su trabajo.  

Además, mientras la depresión posparto ocurre durante el primer año, el agotamiento parental puede surgir durante el primer año o después. No obstante, el agotamiento puede causar depresión y es más probable que las mamás con depresión posparto desarrollen agotamiento. Por lo que si tienes problemas físicos o emocionales desde que tuviste a tu hijo, habla con tu profesional de la salud acerca del mejor tratamiento. 

Cómo sobrellevar el agotamiento o, mejor aún, cómo prevenirlo 

El estrés parental llega al volverse mamá, pero no tiene que ocurrir lo mismo con el agotamiento. Si te preguntas cómo sobrellevar el agotamiento, o te preocupa ir en esa dirección, lo mejor que puedes hacer es mejorar el control del estrés para corregir el desequilibrio.  

Busca apoyo en tu familia, amigos o incluso en servicios remunerados: puedes pedirle a un familiar que cuide a tu hijo para que puedas descansar o contrata a una persona para que te ayude con las tareas del hogar. Hablar sobre lo que sientes también te puede ayudar a aliviar el estrés. Acércate a tu pareja, a un amigo cercano o un terapeuta para buscar apoyo emocional. Y por más difícil que suene, intenta encontrar momentos para ti, para practicar meditación, ejercitarte o solo para disfrutar la naturaleza un momento. Intenta recargar energía de manera inteligente en lo que se refiere a la alimentación y el sueño.  

Tener una dieta saludable y nutricionalmente equilibrada te ayudará con las exigencias físicas de ser madre (puedes considerar tomar un suplemento vitamínico), mientras que descansar o tomar una siesta mientras tu bebé duerme durante el día, además de darle prioridad a una buena noche de sueño, aumentará tus niveles de energía y resiliencia. Por último, pero no menos importante, ya que la presión de ser una madre “de alto rendimiento” o “perfecta” puede aumentar el riesgo del agotamiento parental, intenta ser realista con tus expectativas y aleja de tu mente las representaciones de las redes sociales o los ideales de la “crianza perfecta”. ¿La buena noticia? Con el apoyo y tiempo de descanso necesarios, te sentirás como la mamá que recuerdas ser y de la que te sientes orgullosa.